El duelo procede de la muerte. La muerte puede ser física, como la pérdida de un ser querido, pero también puede tratarse de la muerte de relaciones de pareja, de amistad o de familia, la muerte por cambios de trabajo, de motivaciones, de ciudades
Conviene revisar cómo nos tratamos en nuestro día a día. Nos preocupamos de cómo se comportan nuestros hijos/as, nuestras parejas, nuestros familiares, nuestros vecinos/as, los maestros/as de nuestros hijos/as, nuestros compañeros/as de trabajo… y poco nos ocupamos de revisar cómo nos comportamos con nosotros/as mismos/as.
Todos en algún momento de nuestra vida experimentamos la pérdida en la relación. Saboreamos ese espacio que deja el vacío, y a pesar de ser conscientes de que las relaciones se transforman, nos entristece profundamente imaginar que perdemos el vínculo con esa persona.
