Mar SorollaDanza consciente

Llevo muchos años de mi vida comprometida con la danza. El paso por el ballet clásico, la danza contemporánea, el flamenco, la danza del vientre o los bailes latinos, entre otros estilos, me ha permitido descubrir y explorar muchos lenguajes corporales distintos. Más allá del placer y el gozo que nos ofrece la danza, y tras haberme enriquecido con otras disciplinas como el Yoga, el movimiento auténtico y otras formas de despertar la conciencia corporal, me he dado cuenta de que además de concebir la danza como la libre expresión del movimiento basado en una técnica que nos permite mayor consciencia de nuestro cuerpo, es también una oportunidad para romperla y descubrir nuevos caminos.

Después de haber explorado otros espacios durante muchos años, propongo despertar el movimiento espontáneo como una forma de reconducirnos a aquello que somos, un camino hacia nosotros y nosotras, un espacio donde dejarnos ser, escucharnos, y a partir del contacto con nuestros cuerpos, emociones y necesidades, poder explorar nuestra libertad de movimiento.

Trabajar desde la propia escucha a nuestro cuerpo, sin poner demasiadas palabras, y a través de la música y el silencio darnos el permiso de experimentar, probar distintos caminos, validar lo que necesita hacer nuestro cuerpo aquí y ahora, reconocernos, poner límites, permitirnos estar dentro o fuera de las propuestas, así como descubrir nuestra creatividad a la hora de proponer.

Mi propuesta con la danza consciente es ofrecer un espacio para escucharnos y dejarnos ser, y, así, dejar que suceda el movimiento. Crear un espacio no solo en el cuerpo sino en nuestra mente, en el que, a través de diferentes pautas y propuestas corporales (individuales, en parejas o en grupo) poder descubrir qué es aquello que necesitamos para encontrar nuestra propia libertad a partir del movimiento de nuestro propio cuerpo. Al dejar de hacer, de controlar y de buscar un movimiento concreto nos abrimos a un contacto más espontáneo, intuitivo y salvaje, en el que recuperamos la conexión con nuestro cuerpo, y, éste, su camino para expresarse de forma libre, sin juicios ni condicionamientos.

Despertar el movimiento espontáneo nos permite darnos un respiro de nuestros automatismos y gozar del verdadero encuentro con nosotros mismos, donde el tiempo, espacio y mundo se detienen.

“Para conservar el equilibrio, debemos mantener unido lo interior y lo exterior, lo visible y lo invisible, lo conocido y lo desconocido, lo temporal y lo eterno, lo antiguo y lo nuevo.”

— John O’Donohue

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