Sobre los espacios vacíos
Los espacios que han quedado vacíos tienen que poder sentirse, habitarse y atravesarse.
Son una invitación para vivenciar todo lo que emerge de ellos cuando los presenciamos.
Un vacío que necesita ser visto, reconocido, llorado, sostenido, apoyado y honrado.
Pasar la página rápidamente y reforzar nuestra coraza defensiva, después de una pérdida, nos aleja de nuestra verdad. El automático se adelanta para no volver a sentir un dolor que necesita ser visto. Sin embargo, en muchas ocasiones necesitamos poder transitar estos espacios en compañía, favoreciendo la confianza y el sostén de todo lo que el cuerpo necesita expresar ante el vacío, la pérdida, el dolor, sin tratar de llenarlo con cualquier otra cosa que nos impida contactar con el mismo, sostenerlo y entregarnos a la verdad del momento.