¿Cuánto conoces tus emociones?
El mundo emocional suele ser un mundo desconocido para muchos/as de nosotros/as. No solo para quienes tenemos la dificultad de acceder al mismo, sino para quienes solemos vivir a través de él.
El mundo emocional suele ser un mundo desconocido para muchos/as de nosotros/as. No solo para quienes tenemos la dificultad de acceder al mismo, sino para quienes solemos vivir a través de él.
La culpa es un constructo inventado por el ser humano, siendo una valoración cognitiva o afectiva de nuestro comportamiento. Es una parte de nuestra consciencia que nos confronta y nos condena internamente por nuestras acciones u omisiones. ¿Cómo gestionar la culpa de forma saludable?
Cuando la tristeza aparece en nuestras vidas, conviene abrazarla y ofrecerle el espacio necesario –con una mirada amorosa y sin juicio– para que pueda limpiar y transformar aquello que necesita revisarse, elaborarse y reestructurarse en nosotras/os.
Gestar importa, nacer también. Y como dijo Eva Reich, la paz en el mundo empieza en el vientre de nuestras madres.
Los espacios que han quedado vacíos tienen que poder sentirse, habitarse y atravesarse. Son una invitación para vivenciar todo lo que emerge de ellos cuando los presenciamos.
Cambiar, por ejemplo, el “no tengo tiempo” por el “no me tomo el tiempo” implica una actitud de responsabilidad y de hacerse cargo de la gestión del propio tiempo.
A nivel psicoemocional, podemos entender la ansiedad como el reflejo de estar viviendo un futuro que nos impide estar en contacto con lo que hay aquí y ahora, dentro y fuera de nosotros/as.
Poner nuestra atención y energía en la forma que se activan nuestras defensas nos permite identificar y recuperar las partes de nuestro ser que quedaron olvidadas por el camino, y así reconocerlas como propias, como si a gritos nos pidieran volver a casa.
La pareja es un espejo, nos muestra aquello que aún no está resuelto en nosotros/as mismos/as y nos brinda la oportunidad de darnos cuenta y crecer.
Conocer nuestra coraza muscular, identificar aquellas tensiones y rigideces que la conforman y suavizarlas a través de propuestas de bioenergética y una mirada hacia lo corporal, nos devuelve el contacto con nuestro cuerpo, instinto y vitalidad.
La Terapia Gestalt es la terapia del darse cuenta, desde una percepción relajada y honesta, de aquello que me pasa cuando estoy en contacto con el momento presente. Un presente reflejado en el aquí y ahora, cambiante y trascendente a sí mismo.
La mirada ajena nos acompaña desde el primer momento en el que llegamos a este mundo. A través de la mirada de quienes nos acompañan aprendemos “a ser”, desarrollamos nuestras cualidades y perfilamos nuestro carácter con tal de definir quienes somos.