Sobre la gestación

Gestar importa, nacer también. Y como dijo Eva Reich, la paz en el mundo empieza en el vientre de nuestras madres. Así pues, resulta necesario recordar la importancia de cuidar a las madres para que puedan gestar en paz, y, en consecuencia, parir en paz.

Las madres no pueden gestar en paz cuando están en el control, cuando no tienen el apoyo suficiente para soltarlo, cuando desconfían en que habrá otras personas para sostenerlas.

Las madres no pueden parir en paz si no sienten intimidad ni se encuentran en un espacio seguro.

Tampoco pueden cuidar la vida cuando se les exige recuperarse de sus partos, soltar a sus crías y reincorporarse al trabajo, minimizando la importancia de la exterogestación y la presencia de la madre con su bebé.

En este sentido, la gestación no ocurre solamente dentro del útero, sino que se expande durante al menos los 9 siguientes meses tras el nacimiento. Durante este período, llamado exterogestación, el bebé necesita estar en contacto con la piel de su madre, con su respiración, su temperatura, necesita escuchar sus ritmos cardíacos, su voz, sus movimientos corporales… tal y como hizo durante toda la gestación.  Es este, el único cuerpo que conoce. La base donde cultivar su confianza y seguridad en el mundo que le espera.

Van a poder acariciarlo, mecerlo y sostenerlo otros brazos, por supuesto, pero prevaleciendo el contacto de aquel cuerpo que conoce y que siente suyo.

Así, gestar dentro del útero es tan importante como gestar fuera del mismo tras el nacimiento, independientemente de cómo haya sucedido el parto y el nacimiento del bebé.

Desde la mirada psicoterapéutica se relacionan carencias en la vida adulta con una vida intrauterina sin paz. Cuando la madre gestante vive situaciones en su vida que repercuten de forma constante en su estado físico o su estado de ánimo, como por ejemplo sucesivas situaciones violentas en las que siente miedo o un exagerado control por su parte cuando no se siente sostenida y acompañada, la madre no puede gestar en paz. Como consecuencia, el bebé que lleva en el vientre desarrollará unas memorias emocionales concretas que, como futuro adultx, despertarán en algunas ocasiones en forma de necesidad incontrolable de buscar protección, sostén, seguridad… a través de diferentes mecanismos y/o comportamientos inconscientes y automáticos que no le generarán paz, sino todo lo contrario, al tratarse de mecanismos infantiles que se alejan de su ser adultx y que probablemente los va a sentir como incómodos y contradictorios.

Cada unx de nosotrxs, como personas adultas que somos, podemos acceder a la psicoterapia con tal de revisar nuestra historia, nuestro carácter y todos los mecanismos aprendidos durante nuestra vida para poder encontrar esa paz que necesitamos.

Mientras tanto, con tal de velar por la paz en el mundo, debemos cuidar a las madres. Tenemos que velar por la existencia de úteros cálidos y respetados, ofreciendo calor y respeto a los procesos de gestación, parto, nacimiento y crianza.

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