Sobre lo cotidiano

¿Dónde van los abrazos que no damos?

¿Qué queda de los besos que guardamos, esos besos que no nos atrevemos a dar?

¿Dónde se esconde la mirada atenta, la escucha activa, la presencia que sostiene el encuentro entre dos almas?

 

La prisa, la falta de sensibilidad, las necesidades neuróticas, el egoísmo, el narcisismo, las estrategias evitativas, los mecanismos de defensa, los automatismos… todo eso nos aleja del encuentro.

Empezar un proceso terapéutico puede servirnos para enraizarnos en el presente, para observar cómo vivimos lo que nos pasa y para poder cuestionar patrones y automatismos que nos impiden entregarnos a la vida, a las relaciones e incluso a nosotros/as mismos/as, con toda nuestra espontaneidad y autenticidad.

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