Sobre el dolor

Hay algo hermoso en el dolor. Algo hermoso en desolarse, en dejarse caer.

Estamos poco habituados a entrar en contacto con nuestra vulnerabilidad. Huimos del dolor, y el dolor forma parte de nuestra existencia. Nos sigue como nos sigue nuestra alma, vulnerable y abierta a todas las experiencias de la vida.

Dolor ante la pérdida, anticipada, presente o pasada.

Dolor ante la incertidumbre de un adiós elegido.

Dolor al contactar con la pérdida que vacía el cuerpo.

Dolor al sentir el dolor de nuestros seres queridos.

Dolor al tomar consciencia del dolor del mundo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El dolor tiene algo de hermoso. Si me lo dejo sentir, me lleva a un espacio en el que, permitiéndome el acompañamiento, puedo encontrar mis propios recursos y desde mi vulnerabilidad descubrir mi propia fuerza, así como la fidelidad y valía de mí mismo/a.

Hay belleza en aquellas cosas que sanan el alma. Belleza en el viento, que enseña a dejar ir. La calma del aquí y el ahora, cuando me paro y me observo, devolviéndome a la vida. El silencio, la complicidad, la aceptación, la honestidad, son algunos aspectos implícitos en el tránsito del dolor cuando me dejo acompañar en el descubrir sensaciones y emociones que me llevan a sentir de nuevo la vida.

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