Sobre el camino de vuelta
A medida que pasa la vida, nos encontramos con circunstancias y situaciones que activan nuestra necesidad de defendernos.
En muchos momentos, sobre todo en nuestra infancia, la construcción de estas defensas es necesaria. Sin embargo, en nuestra vida adulta, seguimos viviendo situaciones que nos conectan con aquello que nos hirió y por lo que tuvimos que defendernos, activando la misma defensa aprendida de forma automática y como primer recurso; alejándonos de nuestra autenticidad y espontaneidad.
Dejamos de confiar en la sabiduría de nuestros cuerpos, en la auto-regulación emocional y en nuestra propia capacidad de auto sostén y acompañamiento. Y, así, nos vamos alejando de nuestra esencia, produciéndose una distancia entre el yo auténtico y el yo automático.
Lo automático, o neurótico, abraza todas las defensas escondidas en nuestra coraza, así como los patrones inconscientes que se activan, sin darnos cuenta, en muchas situaciones de nuestra vida cotidiana.
Poner nuestra atención y energía en la forma que se activan nuestras defensas nos permite identificar y recuperar las partes de nuestro ser que quedaron olvidadas, enterradas o anuladas por el camino, y así reconocerlas como propias, como si a gritos nos pidieran volver a casa.
Reconocer y abrazar todas esas partes, nos ofrece la oportunidad de deshacer corazas, desaprender patrones automáticos y abrirnos a nuestra verdadera humanidad, iluminándonos el camino de vuelta hacia nuestra esencia, hacia nuestra plenitud y nuestra autenticidad.